«Hagamos lo que hagamos vamos a recibir críticas», dijo el directivo en una entrevista que publicó ayer la revista alemana «Stern».
«Por un lado, excluir completamente al atletismo ruso de los Juegos implicaría aplicar un castigo colectivo a atletas limpios. Por el otro, sentimos una gran responsabilidad por los Juegos y queremos defender los valores olímpicos», comentó el alemán.
El deporte ruso se encuentra en el ojo de la tormenta tras los numerosos escándalos de doping que se están destapando en los últimos tiempos.
Su federación de atletismo se encuentra suspendida de todas las competiciones por la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF), que el 17 de junio deberá decidir en Viena si autoriza su participación en Río 2016.
También se reveló que numerosos medallistas rusos dieron positivo en controles retraoactivos de Pekín de 2008, un escándalo que se suma a las denuncias sobre un presunto cambio en las muestras en los Juegos de invierno de Sochi 2014 para encubrir el doping.
Bach mostró comprensión hacia aquellos competidores que reclaman que no sólo el atletismo ruso sea excluido de los Juegos de Río de Janeiro, sino todo su deporte.
«Puedo comprender el enojo y la decepción que muchos atletas puedan sentir», indicó el campeón olímpico de esgrima de 1976, aunque advirtió que más allá de los deseos hay cuestiones legales y de procedimiento que se deben atender en la lucha antidoping.



