Por Pedro García Garozzo – pggsport@gmail.com
ASUNCIÓN, Paraguay, 29 de julio de 2021.- El histórico nadador paraguayo Benjamín Hockin, completó esta mañana sus cuartos juegos olimpicos al nadar la distancia de 100 metros estilo mariposa, en eliminatoria que no pudo superar.
A los 34 años de edad, posiblemente estos sean sus ultimos juegos, en los que se convirtió en el representante nacional con más presencias en los anales de las intervenciones olimpicas guaraníes al lado de Ramon Jiménez Gaona y Leryn Franco que representaron al pais en tres ediciones diferentes. Pero con la particularidad de haber sido, personalmente, competidor de cuatro ya que antes de intervenir por Paraguay en Londres 2012, nadó por Gran Bretaña, el pais de sus ancestros paternos, en Beijing 2008.
Benji, por un factor natural y más que comprensible, ya no es el de antes. Y aún así, quienes sin conocimiento de causa, preguntan «por qué no fue otro en su lugar», sigue siendo el mejor del Paraguay, el que tuvo las marcas internas requeridas para ser elegido nuestro representante y muy digno nuevamente, más allá de resultados.
El único que tiene derecho a perder la memoria de cómo hacer para ganar y batir records, es Benjamin Hockin, por una cuestión simple: paso y peso de los años. Nadie más y mucho menos quienes solo saben criticar sin aportar absolutamente nada. Ellos y todos los deportistas paraguayos, no podemos olvidarnos del inédito podio panamericano en Guadalajara, de los titulos logrados en Odesur, Bolivarianos, Sudamericanos y los récords nacionales.
No podemos borrar de la mente y el corazón lo que representa esta límpida imagen de un deportista ejemplar, de un arquetipo para nuestros jóvenes, para tantos seguidores de su ejemplo y entre ellos la misma nueva estrella que asoma en el firmamento de la natación paraguaya, Luana Alonso, a quien hoy Hockin ha sabido albergar en el club que ha fundado.
Hasta ahi se proyecta la figura y la imagen de un ídolo deportivo, de un luchador incluso fuera de las precarias piletas que vino a encontrar en el Paraguay luego de nadar en implantes de primer mundo como en Gran Bretaña. Cómo puede ser que nuestra amnesia mezquina que exige resultados y records, sin ofrecer nada a cambio, pueda borrar la infatigable causa que enarboló para conseguir que por fin, después de un cuarto de siglo, la inoperancia de nuestros gobernantes sacudiera su modorra y finalmente decidiera completar la inconclusa obra de lo que hoy es el Centro Acuático Nacional (CAN).
Basta de criticas infundadas. Punto final, por favor al exitismo barato. Demos al César lo que es del César y a Hockin la gloria de ser, más allá de Tokio 2020 que puede ser su despedida, el lugar más alto en el aprecio y la consideración de la natación paraguaya, después del célebre Luis Gilberto Ruiz, el gran campeón del mundo de permanencia en el agua en los años 50, que desde donde esté, debe sentirse orgulloso de este digno sucesor como ídolo de una afición, no siempre justa en sus valoraciones y criticas.