Por Pablo Sanguinetti (dpa) (SIGUE ACTUALIZACIÓN TRAS FINAL DE COPA)
Berlín, 21 may (dpa) – Josep Guardiola disputa hoy su último partido al frente del Bayern Múnich. La final de Copa con el Borussia Dortmund cierra un ciclo de tres años que quedarán en la memoria del fútbol alemán y en la del entrenador español, en parte por momentos como los siguientes:
EL ALEMÁN: UNA RELACIÓN AMOR-ODIO
¿De verdad aprendió alemán en un año? La pregunta rodeó la primera conferencia de prensa de Guardiola en Múnich el 24 de junio de 2013.
Preparado a consciencia por un profesor a tiempo completo en Nueva York, el técnico se presentó con un alemán aceptable que alimentó el furor mediático en torno a su figura y llevó a la prensa a celebrar:
«‘Pep’ ya es campeón del alemán».
Cuando llegó la hora de afrontar situaciones tensas e improvisar explicaciones finas, sin embargo, el alemán de Guardiola no siempre fue suficiente. Latiguillos como «believe me» («créeme», en inglés) y «supa supa supa» («super» significa «fantástico» en alemán) se viralizaron. Y hasta se creó una cuenta de Twitter imitando el «alemán guardiolístico».
UN TÉCNICO QUE NO ES NORMAL
«Sé que es difícil, que no soy un entrenador normal…» Guardiola se refirió así a costumbres como su negativa a dar entrevistas, sus entrenamientos cerrados o su rechazo a mantener relaciones más personales con los periodistas, pero la definición vale en general para la imagen que el entrenador dejó en Alemania.
Con su particular mezcla de elegancia y temperamento, el técnico desconcertó con su comportamiento en el banquillo y en particular por su costumbre de hablar, sacudir o abrazar al cuarto árbitro. El diario «Bild» recopiló esas escenas en un video coronado por el episodio más comentado: cuando Guardiola tomó del brazo a Bibiana Steinhaus, única árbitro mujer de Alemania, en octubre de 2014. «Pudo haberse ahorrado esa acción», criticó «Focus».
También quedaron en el recuerdo su gesto de incredulidad cuando Robert Lewandowski marcó cinco goles en un mismo partido o el modo en que se rompió el pantalón al celebrar un gol al Porto en cuartos de final de Liga de Campeones.
PANTALONES DE CUERO Y DUCHAS DE CERVEZA
Pudo escapar de entrevistas, pero no de otras tradiciones ineludibles en el cosmos bávaro. Ya en agosto de 2013, Guardiola tuvo que enfundarse por primera vez los famosos «Lederhosen» (pantalones de cuero típicos bávaros) para una sesión de fotos. «¿También así tiene una buena figura? ¡Claro que sí!», celebró el diario «Bild».
Un contacto más cercano tuvo con otro orgullo alemán: la cerveza. En cada uno de sus tres títulos de Liga, Guardiola sufrió la llamada «Bierdusche» o «ducha de cerveza». La semana pasada recibió una en la cara lanzada por su compatriota Xabi Alonso. Cuando le preguntaron cómo estaba la cerveza, el técnico no dudó: «Está fría y huele mal».
TOPOS, MÉDICOS Y OTROS RIVALES INTERNOS
Las filtraciones del vestuario a la prensa acompañaron la era Guardiola y exasperaron los nervios de un técnico obsesivo del control. «Sea quien sea, rodarán cabezas», alertó ya en noviembre de 2013, meses después de llegar al cargo. La denuncias de «traición» se sucedieron hasta este año, cuando un anónimo filtró una encendida discusión que al parecer tuvo el técnico con el cuerpo médico tras la eliminación en Liga de Campeones con el Átlético de Madrid.
Los médicos fueron otro rival interno de Guardiola que tuvo un desenlace dramático en abril de 2015 con la renuncia de Hans-Wilhelm Müller-Wohlfahrt, eminencia de la medicina deportiva alemana que llevaba más de cuatro décadas en el Bayern. «Es raro lo que pasó», comentó suspicaz Franz Beckenbauer, presidente honorífico del club y otro de los menos entusiasmados con el fútbol del Bayern de Guardiola.
EL «FRACASO» DE LA LIGA DE CAMPEONES
¿Se puede atribuir un fracaso a un técnico que ganó seis títulos en tres años? «Tal vez», respondió Guardiola a principios de mayo después de que el Atlético de Madrid acabara con su última posibilidad de llegar a una final de Liga de Campeones europea.
La máxima competición de clubes del mundo fue el primer objetivo del técnico desde que pisó Múnich… y su máximo fracaso. Las tres eliminaciones en semifinales, y frente a tres equipos españoles (Real Madrid y Barcelona antes del Atlético), tuvieron sabor a maleficio.
«La Champions es como una buena comida en un restaurant bonito. La Bundesliga es como comer hamburguesa o pizza todos los días», avisó en su primer año en Múnich. Esa idea y el dominio «aburrido» de su Bayern en Liga restaron brillo a los éxitos de la era Guardiola, el técnico con mayor promedio de puntos por partido en la historia del club.




