Con u total de nueve medallas, 5 de ellas de oro, Chile entró a comandar los Juegos Panamericanos Junior en Asunción, Paraguay.
CHILE 5-2-2-9
BRASIL 2-2-2-6
COLOMBIA 2-0-2-4
PARAGUAY 1-2-0-3
MÉXICO 1-1-1-3
GUATEMALA 1-0-0-1
ARGENTIJNA 0-3-1-4
ESTADOS UNIDOS 0-2-1-3
CANADÁ 0-0-1-1
CUBA 0-0-1-1
URUGUAY 0-0-1-1-
LA INAUGURACIÓN
La noche tuvo su inicio como corresponde, con un baile sincronizado de cientos de artistas que animaron al público presente y empezaron a llevar calor a la fría noche asuncena.
Acto seguido, tomaron la posta las delegaciones intervinientes que pintaron la pista central con colores. Ellas desfilaron con ese entusiasmo y energía característicos de los jóvenes, portando en alto sus estandartes. Cada uno dejando su impronta, bailando y sonriendo sin tener en cuenta la temperatura en la capital paraguaya, todo esto en medio del gran ambiente musical elaborado por la DJ Cami Flecha.
El bloque artístico “Corazón Guaraní” introdujo al simpático Arandú, el Pájaro Campana, maestro de ceremonias que, con humor y orgullo, llevó al público por un viaje cultural y relató la magia de Paraguay.
La cuenta regresiva marcó el pulso inicial. Con Villagrán como banda sonora, el público acompañó con 25.000 pulseras LED, creando un mar de luces que encendió todo el barrio Sajonia.
El show de drones se robó el show, valga la redundancia. Recorrió desde la guarania y los tejidos tradicionales, pasando por la exótica fauna y flora, hasta la energía y el agua que caracterizan al país; “Paraguay va a sonar” iluminó el cielo asunceno con un espectacular show de mil aeronaves remotas y pantallas LED, dejando la vara bien en alto para futuras presentaciones.
En la segunda entrada de Arandú, se honró a uno de nuestros símbolos con el ritual del tereré, interpretado por Aleshit, hasta un homenaje a la guarania, interpretada por Purahei Soul y la Orquesta Sinfónica Nacional, celebrando sus cien años y su reciente reconocimiento por la UNESCO.
El cierre artístico lo protagonizó Tiago PZK, quien electrizó al público con sus éxitos. El cantante argentino contagió a todos con su energía, haciendo corear a los miles de almas cada una de sus canciones. El fantástico espectáculo se cerró cientos de fuegos artificiales que brillaron como un sol, al son de la música del inmortal Agustín Pío Barrios.




