Gotas de saber: Año 1995, un Mar de amor en el Cono Sur

Por AIPS América

10 de septiembre de 2011

Mar del Plata, distinguida como vitrina turística argentina, nucleó también al deporte continental en ocasión de los XII Juegos Deportivos Panamericanos, sin duda los más grandes celebrados hasta entonces y “los mejores”, volvió a calificar durante la ceremonia de clausura el presidente de la Organización Deportiva Panamericana (ODEPA), el mexicano Mario Vázquez Raña.

Javier Sotomayor (Cuba) se consagró a nivel continental por tercera vez con un 2.40 de excelencia en el salto de altura

El verano en ese territorio del cono sur acontece de diciembre a marzo, enmarcándose los Juegos del 11 al 26 del último mes. Los datos numéricos no dejan dudas de la superioridad cuantitativa:

Presentes los 42 países miembros de ODEPA, incluidos los tres últimos adheridos, Dominica, San Cristóbal y Nevis y Santa Lucía; siete deportes más que en La Habana’91, todos con presencia inédita, badminton, esquí acuático, karate, pelota vasca, racquetbol, squash y triatlón; los juegos de medallas casi excedieron en 100 al más grueso precedente, otorgándose 1 374 de oro, plata y bronce por pruebas y un total físico (a cada atleta) de 2 757; acudieron 5 144 competidores, 1 872 oficiales y auxiliares, 227 médicos, 2 358 jueces nacionales e internacionales; 500 autoridades o representantes del COI, ODEPA, CONs, federaciones internacionales, continentales y nacionales; la cobertura de prensa acreditó a 2 700 profesionales del sector.

Javier Sotomayor (Cuba) se consagró a nivel continental por tercera vez con un 2.40 de excelencia en el salto de altura

Tan enorme masa de deportes, competencias y participantes no podía concentrarse en un solo lugar. Los marplatenses acogieron un total de 27 modalidades deportivas, incluidas las localidades de Tandil y Necochea, para la clasificación del fútbol, y la de Miramar para la prueba ciclística de Mountain bike, y en los nueve hoteles del complejo turístico de Chapadmalal, devenido a acogedora Villa Panamericana, la capacidad de alojamiento alcanzó las 5 500 plazas.

Buenos Aires fue subsede para nueve especialidades, mientras que Paraná, centro de la provincia de Entre Ríos, 500 km al norte bonaerense y conocida en el deporte como la capital del softbol, celebró ese deporte. Una tercera subsede fue Santa Fe, importante puerto de exportación, donde tuvo lugar la lid de esquí náutico.

El programa fue tan inmenso que abarcó 45 escenarios competitivos y 35 de entrenamiento. El 9 de marzo comenzó la competencia de gimnasia artística y el día 10 la de fútbol, ambas adelantadamente a que el presidente de la nación, Carlos Saúl Menem, declarase oficialmente inaugurados los Juegos el sábado 11, durante un acto inaugural impresionante, en el que destacó la presencia, entre numerosos invitados especiales, del español Juan Antonio Samaranch, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI). La clausura, el domingo 26, resultaría igualmente bella y emotiva.

En cuanto a los resultados competitivos, Estados Unidos no perdió la oportunidad de recuperar terreno y reconquistó el primer lugar absoluto en la tabla final de medallas, con 170 de oro y 424 en total, frente a 112 y 238 de Cuba, de nuevo en el segundo escaño, aunque exhibiendo holgadamente su mayor cosecha de premios en calidad de visitante, ya que en Indianápolis 1987 la fijó en 75 doradas y 175 de los tres los colores.

Para conseguir el éxito, los estadounidenses presentaron la mayor relación de atletas, con 751, y no intervinieron solamente en la pelota vasca. Los anfitriones argentinos participaron en todo con menos  competidores, 702, mientras Cuba asistió con 499 y no midió fuerzas en badminton, baloncesto, bolos, equitación, nado sincronizado, patinaje artístico y hockey, racquetbol, squash, esquí, fútbol y triatlón.

Estados Unidos resultó inobjetable con sus equipos femeninos de balonmano y softbol y el varonil de polo acuático, así como en las competencias individuales de bolos, canotaje, ciclismo, equitación, esquí náutico, gimnasia artística, racquetbol, remo, triatlón y lucha, aunque en este último con 10 títulos igual que Cuba. Arrasó en nado sincronizado con los tres premios, volvió a impresionar en natación (22 cetros de 32), y también descolló en patinaje (22 de 31), arquería (9 de 12) y tiro (19 de 32), este último deporte donde 12 pruebas ganadas fundamentalmente por estadounidenses y cubanos no se premiaron por falta del mínimo de cinco países contendientes.

Cuba sorprendió por segunda vez en el atletismo, 18 de oro por 13 estadounidenses. Para conseguirlo aportó al esplendor cualitativo del certamen portentos de la talla de Iván Pedroso, autor de un sólido 8.50 metros en salto de longitud, Yoelbi Quesada, 17.67 en triple para su segunda de tres coronas sucesivas, lo mismo que Javier Sotomayor, quien insaciable tras un sobresaliente récord continental de 2.40 todavía regaló esfuerzos por aumentar su primado mundial.

Emeterio González comenzó la ruta hacia tres cetros consecutivos en jabalina, que familiarmente se convertirían en cuatro, pues su hermano Ramón coronó en La Habana y por si fuera poco la velocidad masculina estuvo a gran altura gracias a Iván García en 200 metros y Norberto Téllez en 400, ambos dorados en el relevo 4×400, más el subliderato de Joel Isasi en el hectómetro y el propio oro como abridor en el también triunfante relevo corto.

El femenino también exhibió éxitos y presencia olímpica notable por intermedio de Maritza Martén en disco e Ioamnet Quintero en salto alto, laureadas en Barcelona 1992, además de brillar como los varones en la velocidad por intermedio de Liliana Allen (200), Julia Duporty (400 y relevo), y Aliuska López, 100 con vallas.

Los cubanos machacaron con su tradicional fuerza en béisbol y voleibol femenino —irrepetibles con siete cetros en línea, ¡desde Cali 1971!—, repitieron en balonmano varonil, mantuvieron la hegemonía de sus púgiles, 7 coronas boxísticas de 12, así como la de sus forzudos de la plataforma de pesas, con 21 de 30, justa esta matizada cualitativamente por el récord mundial de Pablo Lara en el envión, 207.5, categoría 76 kg. Por si no bastara, dominaron igualmente en esgrima, gimnasia rítmica, kárate y en el judo las muchachas concretaron una sobresaliente barrida, ocho de ocho.

Los anfitriones argentinos, cuartos en la tabla general de medallas, descollaron en baloncesto masculino, con ardiente triunfo frente a Estados Unidos e idéntico delirio ante el mismo rival en la cancha y las gradas del voleibol masculino; disfrutaron también en su apasionante fútbol, evidenciaron calidad extra en los dos sexos del hockey sobre césped y en el tenis raquetearon seis de las siete doradas, además de triunfar estrechamente en velas por total de premios, pues brasileños y cubanos obtuvieron también dos galardones máximos.

Canadá, tercero en resultados globales, fue el mejor en badminton y softbol masculino; arrasó con los cinco títulos del squash y logró 4 de 7 en tenis de mesa, mientras México, quinto en la tabla final, quedó campeón en clavados, pelota vasca y taekwondo.

Al llegar a la clausura el 26 de marzo, quedó evidenciado que los argentinos fueron capaces de cumplir lo prometido, además de mostrar a toda América un pueblo marplatense pletórico de amor, cariño y respeto por sus invitados y por los Juegos en sí.

Tan grandes no serían fáciles de repetir. La ciudad canadiense de Winnipeg, venidera sede para 1999, como fue en 1967, diría la siguiente palabra.

MÁS GOTAS DE SABER:

—El medallero completo para los seis primeros lugares fue como sigue: USA 170-144-110=424, CUB 112-67-59=238, CAN 47-61-69=177, ARG 40-45-74=159, MEX 23-20-37=80, BRA 18-27-38=83.

—Finalmente se premiaron 432 pruebas, pues muchas no reunieron el mínimo de cinco países presentes. De los 42 países participantes, 33 figuraron en el medallero.

—El nadador brasileño Gustavo Borges agregó credenciales a las mostradas en La Habana, dominando con récords panamericanos los dos tramos más cortos del estilo libre y fue consistente apoyo en el trío de medallas de plata conquistadas por los relevos auriverdes.

—El patinaje, bastión de los organizadores argentinos, programó nada menos que 31 pruebas premiables, cuarto deporte, solo superado por el atletismo (44), la natación y el tiro (32), pero ese deporte fue dominado por Estados Unidos y Colombia comenzó a mostrar garra.

—La presencia de veteranísimos como el vallista estadounidense Roger Kingdom, vencedor en Caracas’83 y el medio fondista brasileño Joaquim Cruz (1.500) contrastó con el debut del marchista ecuatoriano Jefferson Pérez, coincidentemente todos campeones.

Por Enrique Montesinos (*) – enriquemontesinos@hotmail.com

(*) Primer vicepresidente de AIPS América y autor del libro Juegos Panamericanos, desde Buenos Aires 1951 hasta Río de Janeiro 2007

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