Gotas de saber: VIII Juegos llegan al Caribe

Por AIPS América

8 de enero de 2011

Los Juegos Panamericanos llegaron a territorio netamente caribeño cuando la octava edición tuvo su asiento principal en San Juan, la capital de Puerto Rico, aunque las actividades competitivas se realizaron en otros muchos escenarios de la isla borinqueña, entre el primero y el 15 de julio de 1979.

Por Enrique Montesinos (*)enriquemontesinos@hotmail.com

El astro del clavados Greg Louganis (USA) y el portento brasileño del salto, Joao Carlos de Oliveira, históricos que prestigiaron los Juegos de 1979 en Puerto Rico.

Allí se batieron todos los récords de participación, pues datos oficiales señalan un total de 5.029 asistentes entre atletas, técnicos y dirigentes de las delegaciones, alojados en la Villa principal y las subvillas para las especialidades de ciclismo y velas, enclavadas en otras ciudades de la Isla.

El número de competidores se elevó a 3.700, inscritos por 34 de las 35 naciones integrantes de la ODEPA, incluidas Islas Caimán y Antigua, las dos últimas en formar parte de la entidad deportiva continental. Nicaragua quedó como el único ausente, pues el país centroamericano estaba convulsionado por una rebelión popular contra la larga dinastía por parte de la familia Somoza.

Un considerable aumento experimentó el programa de competencias, con los primeros torneos de softbol masculino y femenino, el tiro con arco y el patinaje sobre ruedas, dividido éste en velocidad, artístico y hockey, para ofrecer él solo 17 juegos de medallas de los 25 más otorgados en comparación con los Juegos anteriores.

Llamaron la atención las estrictas medidas de seguridad, a veces molestas, sobre todo conspirando contra el necesariamente ágil trabajo de los reporteros de prensa, pero en definitiva eficaces para no permitir ningún incidente extradeportivo desagradable.

No dejó de efectuarse el ya tradicional Congreso de Medicina Deportiva, aunque adelantado para marzo del propio año, y en cuanto al tema médico, se instauraron los exámenes probatorios de sexo e igualmente adquirieron connotación los análisis antidopaje, con la realización de más de 700 (unos 50 diarios), detectándose solo un caso positivo, mantenido en el anonimato e informado a la Federación Internacional respectiva por tratarse de un deportista no ganador de medalla.

Un hecho sin precedentes en el contexto fue el gran abucheo a que fue sometida en la ceremonia inaugural la máxima autoridad del país, en este caso el gobernador Carlos Romero Barceló, inculpándosele de la imposición de izar la bandera y ejecutar el himno de Estados Unidos (por el carácter de Estado Libre Asociado) antes de similar procedimiento con iguales símbolos puertorriqueños. De otra rechifla no escapó en el acto de clausura.

Numerosas estrellas encandilaron el óvalo atlético, algunas consagradas como Alberto Juantorena (CUB), aunque sin fortuna en Panamericanos, al finalizar segundo tanto en 400 como en 800 metros; Renaldo Nehemiah, quien recuperó la hegemonía estadounidense en vallas frente a Casañas; y Evelyn Ashford, indiscutible estrella universal de la velocidad, monarca en 100, 200 y el relevo corto, ambos de Estados Unidos.

Párrafo aparte para Joao Carlos de Oliveira (BRA), de nuevo doble titular en triple y longitud, modalidad esta última donde con un tercer lugar asomó tímidamente a la arena internacional el después portento estadounidense Carl Lewis, cuya madre había representado discretamente a Estados Unidos como vallista en los I Juegos de Buenos Aires 1951.

El bólido Silvio Leonard para nada volvió a sufrir el percance de cuatro años atrás y se llenó de gloria y satisfacción convirtiéndose en el segundo cubano (primero fue Rafael Fortún) en adjudicarse la doble corona de la velocidad.

No fue significativo que la escuadra norteña volviera a vencer en atletismo con 25 éxitos en 39 pruebas, pero lo que sí causó impacto fue que lo hiciera en boxeo desplazando a Cuba después de ganar tres Juegos consecutivos y lo consiguió por mayor cantidad de puntos, de acuerdo con las reglas de la Federación Internacional de ese deporte, aunque con cuatro medallas de oro, una menos que las cinco conquistadas por la favorita escuadra cubana, entre ellas la segunda de Teófilo Stevenson.

En 29 competencias de natación, 28 títulos quedaron en poder de estadounidenses y el restante para Canadá. Greg Louganis mostró su calificación de elite en clavados tanto desde la plataforma como desde el trampolín, y en nado sincronizado Canadá terminó con dos victorias por una de Estados Unidos en la prueba de equipos.

Quedó ratificado el mayor dominio cubano en la esgrima, con seis de ocho cetros, mientras que Brasil hizo gala de sus dotes en judo al ganar la mitad de las ocho divisiones.

Cuba volvió a dominar la gimnasia artística varonil y Canadá la femenil, en tanto la plataforma de levantamiento de pesas produjo un aluvión de títulos para la Isla, con 23 de 30.

El béisbol y el voleibol cubanos llegaron a la coronación por tercera vez consecutiva y a ellos se sumaron de manera inédita las chicas del baloncesto con victoria de leyenda en el cierre frente a Estados Unidos, para sumar cuatro de diez posibles. Brasil se adjudicó la justa de fútbol, Estados Unidos las de baloncesto varonil, softbol femenino y polo acuático, Argentina retuvo la hegemonía en hockey y Canadá salió triunfante en el certamen masculino de softbol.

En el balance final, Estados Unidos llenó sus alforjas con 125 premios dorados, aumentando en ocho los de México’75, en tanto Cuba elevó los suyos hasta 64 (siete más), para reiterarse en el segundo sitial de la tabla general de medallas, pese a no competir en la inmensa mayoría de las 25 nuevas pruebas, de las cuales consiguieron aprovecharse los enviados norteños al adjudicarse 15 de ellas.

*MÁS GOTAS DE SABER

—La delegación canadiense obtuvo un buen tercer lugar detrás de Estados Unidos y Cuba, pues aunque estuvo distante en premios dorados, con solo 24, sumó 43 plateadas y 70 de bronce para un gran total de 137, apenas ocho por debajo de las 145 de Cuba. Argentina (12-7-17=36) y Brasil (9-13-17=39) ocuparon los puestos siguientes.

—La inclusión del patinaje le insufló un aparente vigor al deporte argentino, sobre todo por el aporte de la gran especialista Nora Vega, que sola ganó cuatro pruebas. En total fueron siete los triunfos albicelestes y los otros 10 para Estados Unidos en este deporte especialmente beneficioso para ambos países.

—El cubano Radamés González volvió a darle a Cuba el totalmente inesperado título en la agotadora prueba de maratón. De cierta manera volvió a consagrarse el campeón anterior, Rigoberto Mendoza, pues era su entrenador.

—Los mexicanos presentaron figuras de linaje en largas distancias, que merecidamente figuraron en lo más alto del podio de sus respectivas pruebas: el fondista Rodolfo Gómez en 10 000 metros planos, junto a los astros de la caminata Daniel Bautista (20 km) y Raúl González (50).

—En la natación las principales estrellas fueron Cynthia Woodhead y Tracy Caulkins, jóvenes debutantes en la lid continental, quienes aportaron cinco títulos individuales (tres en estilo libre Cynthia y dos en pruebas combinadas Tracy) y contribuyeron en los relevos libre y combinado.

(*) Primer vicepresidente de AIPS América y autor del libro Juegos Panamericanos, desde Buenos Aires 1951 hasta Río de Janeiro 2007

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