Jefe de prensa

Por AIPS América

5 de noviembre de 2012

Es evidente que tomando como parámetro Paraguay y a su vez en sentido particular a los clubes de fútbol de Primera División, los avances en cuanto a trabajo, sacrificio, intento de ordenamiento y considerable organización de atención a la prensa y afines, han ido notándose.

Por Horacio Galiano – hgaliano@teledeportes.com.py

Como todo en la vida existen puntales. Decisiones tomadas por una o dos instituciones pioneras, y a la vista de los buenos resultados, representaron el modelo a seguir.

En la actualidad son contadas las entidades que todavía no tienen una encargada/o en este rubro que es bastante amplio, así como apasionante, pero que al mismo tiempo aglutina ciertos aspectos y desdeña otros. Hubiese sido ideal si ocurriera, necesariamente, en ambos casos.

Asumido esto, el punto a enfocar es la sensación de pena que genera cuando hay confusión en este quehacer por partida doble.

Primero, cuando el club/es entiende que el cargo, denominación o acepción del jefe de prensa está relacionado con multiuso (gerente deportivo-administrativo, coordinador, ordenanza, etc). Eso, o lo que es peor, perrito faldero. El famoso todo ojos, todo oídos. Propios y de extraños.

Ante este lamentable espectro, el colega o sujeto que circunstancialmente está ahí dando la cara, pasa directamente a ser un contralor de todo y todos; y de paso realizador de un trabajo de prensa en el que se destacan proveer información del equipo, en la semana o días de partidos y manejar cuentas de redes sociales que sirven de nexo.

Segundo, cuando el organizador de prensa o encargado equivoca el camino. Y es o pretende ser hincha del equipo y, ya que está, hace el trabajo de vínculo informativo.

Entonces, se destaca más por algún improperio al árbitro _se suele dar cuando el resultado deportivo no es a favor_ o incluso por demostrar intenciones de traspasar fronteras y ejercer un rol imperativo en la tarea de quienes realizan coberturas determinadas, en lugar y momento coincidentes a su intervención.

Ser o hacer de barra brava es ya otro nivel que poco está ceñido al desempeño profesional, pero como se trata de una actitud subjetiva, ya depende de cada uno. La identificación a la que se llega con determinados colores suele ser normal o tradicional cuando desde siempre ocurrió. Es entendible, aunque no esté bien cuando de trabajo, o durante el trabajo, se trate.

Pero al mismo tiempo se ve que -por referirse a una tarea que sirve de sustento- también puede lograrse en tiempo récord tal identificación.

Y es lo que más sorprende, puesto que denota que el fin justifica los medios.

Se augura que haya un replanteamiento general de modo a que siempre la mediación del encargado de prensa se caracterice por la hermosa obligación específica de informar o propiciar instantes como conferencia de prensa, reportajes y/o coberturas.

Es lo ideal. Quizás lo más difícil de conseguir, pero no por ello imposible. Cuando se quiere, se puede. Mientras tanto, la pregunta existencial -obviamente debida a una situación real ocurrida- cumple la misión de pretender encontrar la respuesta exacta.

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