Los que vienen al básquet paraguayo dan ejemplo

Por AIPS América

14 de noviembre de 2011

La serie final del torneo profesional de básquetbol masculino de Paraguay, que posee como protagonistas a Sol de América y Libertad, está en plena marcha y ha conocido una situación acostumbrada, por un lado, y saludable, por el otro.

Por Horacio Galiano – hgaliano@teledeportes.com.py

Explicar esta linda paradoja es sencillo. Pasa siempre, o al menos de forma consecutiva en los últimos cuatro años, que los torneos desde su inicio se llevan a cabo con una dupla de árbitros locales.

Cuando la fase de play off comienza, llegan colegiados extranjeros. Han sido por lo general, de nacionalidad argentina. Se cree que la ausencia de algunos de ellos es debida a la disputa de la Liga Nacional, que en ese país es real y verdaderamente tal cual, pues esa denominación  se traduce en todos los aspectos en competitividad (entiéndase espectáculo garantizado, afluencia enorme de público, buena cantidad de equipos participantes y lo mejor: Organización).

No se descarta que se apele a ciertos nombres y hombres en el momento menos esperados, pero si la situación se remite al primer cotejo, allí aparecieron dos jueces brasileños: Fernando Serpa y Vander Lobosco.

Toda esta costumbre de los últimos tiempos incluye a la situación desagradable de protestas interminables sobre el nivel de arbitraje paraguayo. Dos por partido. En las finales, son 3; 1 de ellos, del ámbito local. El fin de semana, apareció  Rodney Silva.

Acontece casi sin excepción, que los fallos de los extranjeros eclipsan durante los 40 minutos de juego, a los que pudieran corresponder al colegiado nacional. Siempre, las determinaciones más importantes provienen de ellos.

En el Sol-Libertad del juego 1, la dupla brasileña se pasó cobrando acciones que, cualquier paraguayo las deja pasar, viendo o haciendo que no las ve.

Caminatas, botes de balón llegando casi al hombro, cortinas móviles, faltas desleales que comúnmente se consideran juegos de cuerpo e infracciones técnicas, por protestar reiteradamente, decir groserías o simplemente debido a que los entrenadores entran al campo.

El dúo marcó diferencias, es cierto, volviendo el trámite del cotejo entrecortado a raíz de las constantes decisiones tomadas, en las que sus integrantes se mantuvieron sin excepción. Los fallos generaron protestas de ambos elencos, pero el cotejo fue diferente a todos los disputados, hasta aquí, en el año. Más para bien que para mal. Una savia nueva. Un bálsamo ante tanto continuismo, rutina.

El básquet paraguayo tiene árbitros que, por la antigüedad, son instituciones dentro de la que representa la Confederación Paraguaya de Baloncesto. Los de mayor experiencia llevan 25, 30 años dirigiendo. Los no tan veteranos, 15. Y lo peor, los nuevos, los de la relativamente camada nueva, crecen con los mismos errores, o mañas.

Es de urgencia, y he aquí una solicitud responsable y sincera para la prestigiosa AIPS AMERICA,  de manera tal que pueda interceder, ser el nexo o motor, para que  Paraguay sea sede, en la proximidad posible, de un seminario, curso, congreso o charla -el término o nomenclatura es a elección- que tenga como expositores, referentes (aunque con un referente de instrucción arbitral basta y sobra) de FIBA AMERICAS.

Representará un logro y establecerá un antes y un después en esta búsqueda por depurar este deporte, por encontrar su pico más saludable. Así, los interlocutores principales serán los jueces y detrás de ellos, los deportistas, los entrenadores, dirigentes y trabajadores de prensa.

Se augura que ello ocurra. O al menos que se intente. Todo sea para que de una vez por todas, los árbitros locales no saquen su propio librito en cada encuentro. Y para que cada vez que lleguen extranjeros a las finales ya no nos sorprendamos. Aunque en esta oportunidad, por suerte, haya sido para bien.

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