En la cuarta jornada del Postgrado de La Habana (12 de abril de 2012), los últimos compañeros terminaron de exponer sobre los medios de comunicación, la labor del periodista y el tratamiento del deporte en los distintos países asistentes.

Por Catalina Gutiérrez (Chile) – cdgutie1@uc.cl

Las conclusiones son variadas tomando en cuenta las diferentes culturas a las cuales representamos. Sin embargo, también se pueden encontrar muchas similitudes, sobre todo si se aglomeran los países por espacio geográfico.
El denominador común, y no cabe duda de esto, es la intencionalidad que nos une como periodistas deportivos, sin tomar en cuenta la plataforma en la cual nos desempeñemos, o el deporte que sea el más popular. Todos buscamos ejercer la profesión en su sentido fundamental, este es, informar y educar a la población.

Luego se desprenden diferencias mínimas, como que en algunos países predomina el béisbol y en otros el fútbol. O que en ciertos medios se le da mayor prioridad a los deportes menos populares que en otros sitios. Algunos tienen una mayor tradición deportiva mientras que otros aún están en la búsqueda. Pero estas diferencias no logran desviar nuestro objetivo.

Hemos aprendido que en la mayoría de los países existen grandes conglomerados de medios de comunicación, formando duopolios y hasta monopolios. Pero también existe la forma cubana, donde el Estado es quien se encarga de financiar los periódicos, radios y televisión.

Esto generó mucha discusión, y debería ser un aprendizaje para los países que tienen que pagar extra para ver las transmisiones de los partidos, o que tienen que costear entradas muy caras para asistir a un evento deportivo.

Un tema que va ligado al excesivo avisaje, donde es posible escuchar transmisiones que en su 60% terminan siendo publicidad, desviando la atención del verdadero espectáculo. O que los campeonatos adoptan el nombre de cierta marca, y hasta el gol se llama de determinada manera. Esta fue una de las mayores críticas realizadas por los compañeros: el cómo se ha ido vendiendo el deporte.

También pudimos conocer sobre los programas de política deportiva, aprendiendo que en algunos lugares es muy desarrollado, mientras que en otros no se valora al deportista ni se le dan las condiciones básicas para poder desarrollarse en plenitud.

Algo similar pasa con la educación del periodista, el cual tiene que pagar grandes sumas en algunos países para poder estudiar, mientras que en otros disfrutan de la gratuidad, pero compartiendo con 600 personas en la misma aula. Y un tema muy común fue la poca especialización del periodista que es ofrecida por las casas de estudios.

Similitudes y diferencias que nos llevan a pensar y dialogar con los compañeros sobre qué es lo que tenemos que mejorar. Un intercambio de ideas positivas y una advertencia a evitar cometer los mismos errores o falencias que cada uno ve en su sistema.

Una invitación a escuchar, comprender y convertirnos en un ente activo en la superación del ejercicio de la profesión en cada una de nuestras regiones. Un intercambio enriquecedor, que no dejará ajeno a ninguno de los que tuvimos el privilegio de escuchar las realidades que todos vivimos.