Por Wagner Mosquera Palacios (Colombia) – afrocom@hotmail.com
Bogotá, Colombia, 8 de mayo de 2016.- Con una población de un poco más de 11 millones de habitantes, Cuba desafía la lógica del deporte para ubicarse como uno de los grandes a nivel mundial y olímpico, por delante de potencias con más población pero sobre todo con más presupuesto.
Llegué a La Habana el domingo 17, del mes de abril, de este año que transcurre, eran casi las cinco de la tarde y el suave calor de la pista del aeropuerto José Martí, me recibió con un vaho de brisa fresca cuando me bajé del avión que me trajo desde la fría Bogotá.
En aquel vuelo venía el equipo de softbol de la isla, del que no supe en qué torneo participó, aunque tampoco me tomé la molestia de preguntarlo, solo sé que los deportistas y el cuerpo técnico lucían altivos la sudadera (chándal) que los identificaba como los embajadores de Cuba en aquel avión de la aerolínea colombiana Avianca.
Siempre, desde muy niño, he visto por televisión el orgullo de los cubanos en todo tipo de competencias del Ciclo Olímpico, llámese Juegos Centro Americanos, Panamericanos o los mismo Juegos Olímpicos, pero esta vez lo palpé de cerca, muy de cerca, al tener a estos deportistas y su entrenadores a varias sillas de distancia en el avión, y no pude dejar de admirar la altivez con la que lucían el dorsal de sus chaquetas con la palabra: CUBA.
Al llegar a la ciudad de La Habana el primer aire que se respira, o al menos el que yo respiré, es el de un pueblo tranquilo, sereno y sin afanes. La capital luce ordenada, sin las congestiones de transito tan normales en nuestras urbes latinoamericanas. Las calles, amplias y bien señalizadas, son un mar de almendrones y de buses que recorren la ciudad transportando a miles de cubanos desde sus hogares hacia sus puestos de trabajo o de estudio y viceversa.
Mi viaje, producto de una beca para realizar una especialización en Periodismo Deportivo, y ganas de aprender del deporte en Cuba, se convirtió en la excusa perfecta para tener acceso a las formas, las maneras, pero sobre todo a los datos que han hecho grande a este país en el deporte y de paso aprender de ellos para replicar lo aprendido en mi tierra. Cuba rompe todas las marcas deportivas y todo se debe a su política clara y definida sobre lo que debe y puede hacer el deporte por la nación entera.
“El deporte derecho del pueblo”
Casi todo el mundo sabe de deportes en Cuba. Cuando uno habla con los periodistas, con los empleados públicos, con los estudiantes, con los empleados de negocios de servicios, con cualquier persona que se te cruce en la calle, te das cuenta de que todos saben algo de deportes, todos saben de partidos, de encuentros memorables, de olimpiadas, de Juegos panamericanos, de Centroamericanos, de Olímpicos, de marcas, de estadísticas; mejor dicho, el cubano es deporte.
Por algo hoy en la isla hay más de 97.000 graduados en licenciaturas del deporte, más de 81.000 docentes en ejercicio, 673 campeones mundiales que caminan por las calles de las 16 provincias del país y todo parece tan normal y cotidiano. Y otro dato, hay 43 maestros de ajedrez, solo para mencionar unas cuantas cifras de lo que representa el deporte para Cuba. Y un detalle más, todos los atletas estudian, a todos se les garantiza un recurso económico y a todos se les garantiza un trabajo.
Como si fuera poco, Cuba es hoy uno de los 31 países en el mundo que cuenta con un laboratorio certificado para realizar pruebas antidopaje y que ya cumple casi 15 años de funcionamiento. El laboratorio ha logrado realizar hasta más de 3000 pruebas de dopaje por año, una cifra que muestra el profesionalismo y la seriedad con la que se toman este tema en la isla.
Cuba ha participado en 19 ediciones de los Juegos Olímpicos y ha ganado 194 medallas: 72 de oro, 67 de plata y 70 de bronce. Las mejores ubicaciones en la tabla final de medallas de Cuba en los olímpicos han sido en los juegos de San Luis 1904, tercer lugar; Moscú 1980, cuarto y Barcelona 1992, quintos.
Ya lo decía el profesor cubano, Arnaldo Rivera Fuxá, “Hay que estar enamorado del deporte para dirigir el deporte…” y las cifras del deporte dicen que la dirigencia de Cuba ama el deporte.
Sé muy poco de la Revolución cubana y no es mi objetivo hacerlo saber en este artículo, pero si hay que reconocer que la Revolución posibilitó el surgimiento de Cuba como un grande en el deporte, de ahí que en el coliseo de boxeo una frase se pose solemne desde lo alto de la cornisa que sostiene la cubierta: “El deporte derecho del pueblo”, pero yo me quedo con la frase de uno de mis profesores, que tal vez repitió de un miembro de la revolución cubana, alguna vez en uno de sus discursos: “El deporte cubano no es una conquista de la Revolución, es la Revolución”.
¡Gracias Cuba!
